Las mejores cosas en la vida, vienen siempre de la mano de otras personas; la empatía y la generosidad son los pilares de la amistad. Me llevaron por primera vez a un concierto de Bruce en 2026, por suerte el más largo de su carrera. Para devolver el favor, sin miedo al fallo, lo intenté con ML hace unos días tras dos semanas de parón en su gira. Lo entendió en las primeras canciones, Bruce no va de saberse la letra, es más un sentimiento de comunidad en torno a una persona que sigue dejándose todo en cada concierto, como si fuera el último; pero el último nunca llega. Por suerte, para hacernos felices en cada nueva gira. Con 74 años, The Boss viene a recordarnos en cada concierto que liderar es servir. Él solo es la ocasión para que su banda dé todo lo que tiene y que el público se entregue si cabe, más que él.
A mitad de concierto, habló de su primera banda para dar una lección de madurez: “la aflicción es el precio que hay que pagar por amar bien”. The Last Man Standing. Si seguimos aquí es para celebrar la vida, mirando al futuro con media sonrisa, confiando en que cada instante es irrepetible. No dejó de insistir en ese mensaje, hasta el final, donde la palabra toma forma de Twitst and Shout. Tres horas después, nos encontramos bailando y al mirar al lado, reconocemos que ahora somos un poco más felices. Bruce como metáfora de la vida, para reconocer que no es tan dificil ser feliz si de forma honesta y humilde pones todo en ella. Volvemos a casa, con la lección clara del trabajo como pasión, el juego como aprendizaje y la vida en comunidad como base de todo lo demás.
Lo que de verdad importa en Bruce, es cómo y con quien lo compartes. Sin darnos cuenta, se va creando comunidad en torno a una pronunciación que pocos pueden seguir y una preparación minuciosa de cada concierto. En un mundo que se disuelve, Bruce une. Lo describe David Cerdá en Kapital: “el ser humano necesita relaciones profundas, especialmente para validar su ética. Probablemente hay muchas formas de tener una vida buena, pero todas ellas pasan por tener una vida profunda junto a algunas relaciones profundas”. Un concierto de Bruce es un catalizador de nuestras relaciones ¿Quién te trajo? ¿Con quién compartes tus impresiones? ¿Cuál es la inquietud para el siguiente? ¿Con quien y donde será?
Ese mismo día, Jabois escribe una verdad silente, convertida en un himno de fe y esperanza: “El día en que los periódicos dediquen sus portadas a las buenas noticias deberíamos empezar a preocuparnos porque significa que lo bueno, y no lo malo, es extraordinario”. Lo extraordinario de Bruce, es la capacidad para hacernos felices en cada gira, uniendo en torno a un ritmo a una multitud de sonrisas que se rodean, convirtiéndote en comunidad. Qué fácil sería la política si quisiéramos. Salud!
https://www.elmundo.es/opinion/columnistas/2024/06/17/666b130cfc6c8329478b456f.html
Qué extraña es la paternidad. Qué extraño es ver el partido desde el banquillo y -a pesar de tus kilos de más y de tus maltrechas rodillas- no solo sentir que todavía hay partido. Sino que lo estás jugando con la camiseta de otro.
https://elpais.com/opinion/2024-06-16/vida-y-muerte-de-springsteen.html
El público de las primeras filas que aparece en las pantallas lo transmite con su sonrisa cómplice. A medida que avanzaba el concierto, la pareja que tenía a mí lado se abrazaba cada vez con mayor alegría, porque no hay mejor forma de vivir la vida que a través del amor. Y al salir ya con las luces encendidas, inesperadamente, me encontré con un amigo y nos abrazamos porque necesitábamos compartir la experiencia de saber que, gracias a la música, sabemos que estamos vivos.
https://elpais.com/opinion/2024-06-18/una-factura-kafkiana.html
Y, como en la literatura de Kafka, no alcanzamos siquiera a columbrar de dónde emana el poder ni quién lo dirige. En caso de divergencia, el individuo nunca tiene razón. El individuo no es nada, apenas un componente sin relevancia susceptible de ser castigado. Y ay de él como ose introducir la más leve distorsión en la dinámica general del sistema, por muy absurdo que este sea.
https://elpais.com/mexico/opinion/2024-06-15/las-lecciones.html
Ahora que en casi todas las sobremesas o trayectos con doctos taxistas o conversaciones al vuelo con conserjes o sirvientas o bien reencuentros furtivos con sobrinas recién licenciadas… Es decir, ahora que en cualquier circunstancia afloran las “sabias lecciones” a partir de puras corazonadas o meros postureos viene a bien tomar el ejemplo de nuestros sabios bisabuelos.
https://gaceta.es/opinion/campos-constanzia-di-costigliole-20240621-0604/?scroll-event=true
Hay dos posturas básicas ante el pasado, la furiosa y la lúcida. La primera pretende nada menos que arbitrar conflictos pasados y a menudo reírse de lo que pensaban quienes no contaban —perdone la obviedad—con la información accesible al furioso cateto que protesta. La segunda indaga el pasado con ánimo de comprender, no para disculpar, sino para seguir avanzando, porque además es consciente de que ningún progreso moral está a salvo de revertirse si nos descuidamos. La primera postura es paleta y faltona, barrabaresca en cuanto a su filosofía, exaltada y gritona en cuanto a sus performances. La segunda ama el estudio y es reservada, y agradece los errores de nuestros antepasados en la medida en que nos enseñan. La primera postura es cobarde, ignorante y anticívica. La segunda es honorable y sabia.
Buen fin de semana a todos!
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